La ponencia «El rol de la mujer en el siglo XXI» subraya que la normalidad actual debe ser la consolidación de la participación femenina en la fuerza productiva y en los espacios de decisión en todos los ámbitos.

Contrasta la situación actual con una historia milenaria de desigualdad y opresión hacia las mujeres, desde la visión de la mujer como un ser incompleto en Grecia y su exclusión de la vida política en Roma, hasta las incontables historias de abuso, pobreza y analfabetismo. Se enfatiza cómo las mujeres han tenido que sobrevivir en un mundo diseñado por y para hombres, con oportunidades limitadas.

A pesar de los avances de la Revolución Industrial, las mujeres tradicionalmente han visto su potencial limitado por usos y costumbres. Sin embargo, la ponencia reconoce las importantes participaciones de mujeres a lo largo de la historia que rompieron paradigmas.

En el siglo XXI, el empoderamiento de la mujer encuentra respaldo en la sociedad civil y en el sistema internacional, especialmente a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Una de las prioridades es desarrollar políticas públicas a nivel local y global que aseguren la atención en educación, salud, empleo y seguridad, con equidad, derechos humanos y sostenibilidad.

Desde una visión local, centrar estas políticas no solo es una cuestión de derechos humanos, sino una necesidad para crear una economía más fuerte y mejorar la calidad de vida de mujeres, familias y comunidades, permitiendo su plena participación en todos los sectores.

Los principios del empoderamiento de la mujer fomentan la igualdad de género y desarrollan parámetros sociales que liberan el talento y la energía femenina.

La ponencia también menciona brevemente cómo, a pesar de ciertas oportunidades laborales en la Edad Media, la inferioridad de género persistió, afectando los salarios. La crisis económica a finales del siglo XV tuvo un impacto negativo, excluyendo a las mujeres de la educación universitaria y de las profesiones, relegándolas principalmente al ámbito familiar.

En resumen, la ponencia celebra el siglo XXI como potencialmente el «siglo de la mujer», donde su plena participación y empoderamiento son la norma, contrastando con una larga historia de desigualdad y abogando por políticas públicas que garanticen sus derechos y oportunidades en todos los ámbitos para el beneficio de la sociedad en su conjunto.

 

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